31 marzo, 2012

No es tan fácil ser niñera - Mrs Valensi


Nombre del fic: No es tan fácil ser niñera
Nombre de la Autora: Mrs. Valensi
Enlace de la autora:  MrsValensi
Género(s): Romance/Humor
Clasificación: Mocca (M)
Número de capítulos: 31 (Terminado)
Personajes: BxE
Summary: Ser niñera es algo sencillo para ella. Sin embargo, ¿qué sucede cuando debe cuidar, no sólo de una pequeña de doce años, sino también de un testarudo y mujeriego muchacho de diecisiete que sólo intenta seducirla?, ¿será tan fácil como ella creía?


Nota personal:
Hola chicas. ¿Como están? 
Espero que esten bien.
¡Estoy de vuelta! ¡Que emoción!
Aunque no tan a tiempo.
Bueno, hoy les traigo un cafecito muy rico, para pasar un buen rato con este mocca.
Bella necesita un trabajo, y es urgente. Busco por todos lados, con su amiga. Hasta que encontro uno, para ella sencillo.
Ser niñera, de una niña de 12 años y su hermano. Parecia algo facil.
Hasta que se dio cuenta que no seria tan sencillo como ella lo pensaba, lidiar con un adolescente hormonal, Edward y su hermanita hiperactiva, Alice.
Y para hacerlo aun peor, que él no deja de coquetearla, haciendo que sus nervios lleguen a su limite.
¿Sera que sedera ante Edward? ¿Hasta cuando soportara?
Les dejo un poco:

Después de acabar sus clases, Bella estuvo toda la tarde intentando realizar su cometido. Tomó un periódico, que había comprado a la salida de la universidad, y comenzó a pasearse por la ciudad, buscando algo que pudiera ayudarla a mantener el alquiler de su apartamento y sus gastos diarios. Dejó escapar un largo suspiro, mientras tachaba otro de los tantos anuncios que se encontraban ordenados en la amplia página del periódico. Harta de escuchar las múltiples excusas y negativas, se dejó caer un banco de la plaza por la que pasaba. Apoyó su bolso a un lado de su asiento y echó la cabeza hacia atrás. ¡Endemoniado mundo laboral!
Yo no tengo la culpa de que no tenga ni idea de lo que es un huevo duro… —escuchó una voz, suave y delicada, aunque con un matiz preocupado.
Bella alzó la cabeza, con confusión.
Un par de pasos más allá de donde la muchacha se encontraba, una mujer alta y delgada, enfundada en relucientes ropas, hablaba por su teléfono móvil. Su cabello oscuro caía lacio sobre su espalda, contrastando contra su impecable camisa blanca.
—Pues no lo sé —aseguró, a aquél con quien estaba hablando—. Si tantos problemas nos ocasionará, deberíamos contratar una niñera.
Aquella palabra llamó la atención de Bella.
¿Una niñera? Aquello debía ser algo fácil, ¿no?
—La pequeña Alice no puede quedar en manos del diablo… —murmuró la mujer, cuyos labios, pintados de un fuerte color rojo, resaltaban contra su piel increíblemente pálida—. No quiero que mi pequeña tenga problemas…
Bella sonrió.
¿Una pequeña? ¡Eso tenía que ser bueno! ¡Ella amaba los niños!
—De acuerdo, veré que puedo hacer —murmuró la mujer—. Sólo dile que se mantenga lejos de la cocina.
La alta señora, que no debía tener más de treinta o treinta y cinco años, cerró su teléfono móvil, soltando después un pesado suspiro. Alzó la vista y se encontró con los curiosos ojos de Bella, que aún la observaban con detenimiento. La mujer levantó una ceja, no sin cierta diversión, ante la mirada inquisitiva de la joven, haciendo que la misma se sonrojara.
—¿Todo está bien? —preguntó la alta señora.
Bella asintió torpemente.
—Sí… esto… verá… —balbuceó—. Yo estaba aquí sentada y, bueno…, accidentalmente, escuché que usted necesitaba una niñera… ¿no es así? —preguntó, con algo de vergüenza en su voz y las mejillas sonrojadas.
La mujer sonrió cálidamente, mientras asentía. Tenía una sonrisa muy bonita.
—¿Tú eres niñera? —preguntó cortésmente.
Bella se encogió suavemente de hombros, con nerviosismo.
—Me gustan los niños y cuando era más pequeña solía cuidar a mis vecinos —comentó la muchacha, con total honestidad.
La señora sonrió.
Intercambiaron unas cuantas palabras, intentando arreglar los horarios que podían resultarles útiles y cómodos a ambas. Bella, quien estudiaba por la mañana, terminó por aceptar trabajar en la casa desde las dos de la tarde hasta las nueve de la noche, de lunes a sábado. El horario era ajustado, lo sabía, pero necesitaba aquél trabajo. La mujer le garantizó que podría darle una buena paga, ya que, si había algo que realmente necesitaba, era una niñera responsable. Tenía que cuidar los niños, que resultaron ser dos, quienes, más que nada, la necesitarían para preparar la comida, limpiar algunas cosas y comprar otras. Tareas simples, que ella había hecho durante toda su vida, cuando solía convivir con su padre.

---------------------------------------------------------------------------

 Atravesó el amplio y frondoso jardín, repleto de flores, hasta que alcanzó la amplia puerta de roble. Con cuidado, llamó a la misma y esperó. El amistoso rostro de Esme se asomó unos pocos instantes después.
—¡Buenas tardes, Bella!, ¡qué bueno tenerte aquí! —saludó alegremente la mujer—. Pasa, pasa, por favor.
Bella inclinó la cabeza y tímidamente entró al hogar de los Cullen. El recibidor era tan hermoso como lo exterior y, por lo que podía ver, toda la casa en sí lo era. Esme pasó a su lado y se puso de pie a un costado de las magnánimas escaleras que conducían al piso superior.
—¡Alice, Edward, bajad por favor! —gritó, con aquella voz musical—. ¡Quiero presentaros a alguien!
Ni siquiera debió haber pasado un minuto, cuando una pequeña corrió al lado de Esme, con entusiasmo en cada uno de sus pasos. Su cabello, negro como la noche, caía lacio hasta los hombros, acabando en diferentes direcciones. Sus ojos, del mismo color topacio que los de su madre, brillaban con viveza detrás de las espesas pestañas negras. Su piel pálida contrastaba con su jersey gris del uniforme, al igual que su blanca sonrisa.
—Alice, ella es Bella, la muchacha de la que te hablé —explicó Esme maternalmente.
La niña, sin borrar su enorme sonrisa, se acercó a la recién llegada muchacha y la estrechó en un cariñoso abrazo; claro que Bella le sacaba más de una cabeza de altura, motivo por el cual la joven sólo pudo acariciarle la cabeza con suavidad.
—¡Bienvenida, Bella! —exclamó alegremente la pequeña—. Es bueno tenerte aquí.

—¡Edward, si no bajas ya, iré a buscarte yo misma! —exclamó amenazadoramente Esme.
Se escucharon algunos ruidos en el piso superior, seguidos de lo que pareció ser un portazo. Pocos segundos después, un muchacho comenzó a bajar las escaleras. Debía tener alrededor de un metro ochenta y lucia un aspecto desaliñado, con la camisa desabrochada y algo arrugada, el nudo de la corbata escolar desecho y el cabello castaño totalmente revuelto. Se acercó a su madre y sus ojos, verdes como las esmeraldas, se clavaron en Bella, cuyo rostro se encontraba lleno de sorpresa.
¡Aquél no era un pequeño niño!
—Bella, te presento a Edward, mi hijo —comentó Esme, con un gesto de su mano y un suspiro de por medio—. Edward, ella es Bella, vuestra nueva niñera.
Edward sonrió ladinamente, acercándose y besando la mano de la joven castaña.
Bella simplemente abrió la boca, de forma inconciente, con el rostro algo sonrojado y aún sin poder salir de su sorpresa.
Debía cuidar de un… ¿joven adolescente?
De acuerdo, aquello, sin dudas, no estaba en sus planes.
¿Sería todo tan fácil como creía?
Volvió a observar la sonrisa torcida de Edward y sus pícaros ojos verdes.
No. Definitivamente, no lo sería.


Mmm... Espero que lo disfruten, y antes de terminar mi nota quiero pedirles algo.
Veran, hace un tiempito ya que estoy en el blog, trayendole mis recomendaciones y eso.
Ahora, me encantaria que me dijerian sus opiniones, sobre mis entradas.
Si hay algo que tengo que mejorar o algo asi.
Se los agradeceria mucho.
Me tengo que ir... :(...
 Dejen un poco de propina.
Las quiero
Sayonara! 


PD: En la imagen, les dejo el link de mi twitter. Para los que quieren seguirme, jejeje... 

1 comentario:

  1. wow si!
    este es uno de mis fics favoritos (=
    me encanta y la autora genial ...
    gracias por traernos tan hermosas historias
    n_n

    ResponderEliminar

Tu comentario mantiene este café funcionando.
Todos las opiniones son bienvenidas, siempre y cuando sean formulados de forma respetuosa y con fines constructivos. Por lo mismo, nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios ofensivos.